domingo, 16 de marzo de 2014

LEOPOLDO MARIA PANERO VISTO POR MICHI PANERO

Fue pocos días después del 11 M, tal día como hoy hace diez años, cuando José Moisés Panero falleció en Astorga, la ciudad paterna que había escogido como refugio. Tal vez pensó: Ya está bien, esto de las bombas ya es demasiado. Como homenaje a Michi y al recientemente fallecido LMP ("Dime tú payo, dime tú, payo al que llaman España"), y dado el culto panérico que se profesa en las redes sociales, voy a publicar en varias entradas las declaraciones de Michi sobre Leopoldo (entresacadas del manuscrito inédito y preparado a cuatro manos -es un decir- "El final de una fiesta"). Todavía resuenan en mis oídos, y en las viejas casettes, las voces guturales de ambos hermanos.
   

LOS OJOS ABIERTOS: EL HIJASTRO

asislazcano.blogspot.com/2017/05/el-hijastro.html

 

Mi hermano Leopoldo iba de entrada para haber sido un brillante catedrático. Empezó Filosofía y Letras y le gustaba mucho su carrera.
En aquella fase universitaria de mediados de los sesenta, combinaba su militancia en el PCE con su afición a Artaud y a las camisas de flores. Viajaba a París para ver a Lister y a Carrillo y a la gente de Ruedo Ibérico. De aquellas excursiones volvía cargado de panfletos, pero ya cachondeándose de Líster y de los viejos del partido. Líster estaba con unas sandalias olorientas y andaban todos ahí preparando unos guisotes de lata y fabadotas. No es que Leopoldo fuera un señorito, pero todo el mito –y como a LMP a tantos otros que fueron a París clandestinamente- se le derrumba en dos patadas. Los Líster eran terribles de ordinarios.










Las detenciones políticas de mi hermano han sido bastante absurdas, como todo en aquel final del franquismo y, sobre todo si se refiere a Leopoldo. La primera es, a raíz del referéndum del 66, cuando le cogen en la calle Ibiza, pegando pegatinas de No votar por las paredes. Le detuvo un sereno –lo cual es el colmo de los colmos de las detenciones, que te detenga un sereno- que le retiene en una panadería. Leopoldo contó más tarde que las pegatinas que llevaba en los bolsillos las echó en la masa del pan. El caso es que le conducen a la DGS, donde está sólo unos días, pero le pegan y además le fichan, que es peor. Su segunda detención, igual de disparatada, tiene lugar en una manifestación del 1 de mayo en la calle Bravo Murillo, cuando huyendo de los grises grita: “Por aquí, por aquí” y él y detrás media manifestación se meten corriendo en un callejón que resulta ser sin salida, un cul de sac. Creo que llevaba a la cochera de los tranvías o, no sé, puede que tratándose de Bravo Murillo fuera un callejón propiedad de Villena, donde Villena se compraba las joyas. En aquella ocasión, como la comisaría de Cuatro Caminos estaba a rebosar, ni siquiera les llevaron a la DGS.
 

Meses más tarde a Leopoldo le detienen en una fiesta en casa de un amigo suyo, José Ramón Rámila, un guapo de la universidad, de familia falangista (Rámila tendría una muerte absurda, se murió de pronto en la ducha). Hubo una redada en la casa y según entraban los amigos de Rámila les iban deteniendo y así pasa con Leopoldo, que llama a la puerta, le abren y le ponen las esposas. La casa de Rámila era un fumadero de maría y a mi hermano le encontraron dos porros en el bolsillo. Todas las detenciones de Leopoldo son como si tuviera los hados en su contra, porque tampoco es normal ni que te coja un sereno ni que llames a un timbre y esté la policía dentro. A los demás les soltaron enseguida, pero Leopoldo, que tenía ficha política, fue llevado a Carabanchel y juzgado por el Tribunal de Vagos y Maleantes (Vicente Aleixandre fue a declarar a su favor, pero no sirvió de nada). Le condenan a cuatro meses de prisión en el penal de Zamora, una cárcel húmeda y siniestra al lado del río, donde cumplían condena los presos etarras y pululaban las ratas...
 
LMP se lo pasó muy bien en la cárcel y todavía recuerda aquellos meses con nostalgia. Dice que en los sanatorios son todos unos hijos de puta, pero que la cárcel es otra historia. Bueno... Allí se hace amigo de Eduardo Haro Ibars, que también estaba preso por asuntos de droga.
Mi madre iba a verle todas las semanas y contacta con Claudio Rodríguez, el poeta más célebre en Zamora, amigo de Juan Luis y admirador ferviente de mi padre. Claudio intercede por Leopoldo y consigue, ya que no un trato de favor, al menos que le den mantas para que pase menos frío. Gracias a Claudio, Leopoldo es nombrado bibliotecario del penal e incluso consigue un tocadiscos, con el que machacar al resto de internos con sus clásicos Fórmula V y Lola Flores.


            


3 comentarios:

  1. Teniendo en cuenta que LOS HERMANOS Rámila son de casta del PNV y no falangista, como se asevera aqui... No se cuanta credibilidad tiene nada de esto.

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  2. Rámila-Benito del Valle, falangistas por parte paterna y nacionalistas por la materna, Golfo...

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