lunes, 7 de diciembre de 2015

PCB

 



 
 

PCB, PI CA BA, Pío Caro Baroja… Se ha muerto ya más viejo que la tos, y sin embargo algo me estremece, y más en esta oscuridad de inviernos, al recordarle como una especie de maestro o de santón a/literario, más personaje que “escritor” que no escribía, pero como si con eso de ser heredero se le hubiera pegado parte de la herencia: un Baroja de ahora mismo que hablara contra los fichajes del Madrid, contra la telebasura, contra la monarquía, contra Aznar y contra Pilar Miró. Y todos eran unos cabrones, claro.




De ahora mismo, o de entonces, pues ya veinte años largos desde que fuimos Fenoy y yo a entrevistarle, con foto de Cesar Lucas (hijo), o sea Lucas Abreu, y luego volvíamos a verle a la editorial, donde nos regalaba ediciones viejas de PIBA, y nos hablaba de cuando vivió en Méjico, donde (contaba que) follaba mucho.

 



PCB era un tío legal, nos daba consejos, había que escribir todos los días, nos daba contactos, recomendaciones, que, como suele ocurrir, luego no valían para nada, pero que era un detalle, todo un detalle, en el árido Madrid de los 90.




PCB, aún en el hermoso barrio barojiano, frente al Retiro, no soportaba ya el foro, y quizá también le cansara Bera, Navarra, Euskal Herria. “Cojo la bici y voy al pueblo a comprar el pan y una chica –de unos dieciocho años, guapísima- Qué, os han entrado a robar en la casa, eh. Me alegro. Le digo:
-Mira, guapa, ven aquí un momento, te voy a decir una cosa –todo ello susurrado, con ademán casi abacial, con un susurro de confesonario-: Tú eres una hija… de la gran puta… porque parece mentira que siendo tan joven tengas tanto odio”.



PCB no siempre estaba para fiestas, había días malos, que había que poner un fax, o que unos estudiantes filonazis habían hecho una edición pirata de Baroja, o que la diputación de Navarra había dicho de hacer un museo en la casa de Baroja (que era ahora la casa de PICABA, pero no le habían ni avisado). Lo que fuera. "Cuando ven que estás jodido, van a por ti, pero cuando estás fuerte no pueden contigo..." Le tiraba mucho el sur, Málaga, de donde creo procedía su padre el editor Caro Raggio, y donde había puesto una plantación de ahuacates. Ahí se ha muerto, en Churriana, Málaga, finca El Carambuco. Siempre envidié mucho esta itinerancia carobarojiana, la posibilidad de desplazarse de norte a sur, rozando apenas unos días el centro contaminado y exbarojiano.







 

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