Ya
cae la noche temprana y viene el invierno cruel, y hace ya muchos años, tal día
como hoy, se murió Pío Baroja, así que estos días crepusculares son buenos para
volver a sus libros, que son de muchas aventuras y diálogos mejores que los de
la tele... Un mundo de contrabandistas y marineros, de golfos y médicos
suicidas, la acción inventada como antídoto contra el tedio, la prosa rápida y
a lo que salga, como de un vasco que escribe en castellano. Así que a lo mejor
empiezo con Aurora roja, o Zalacaín, o El árbol de la ciencia. Lo suyo sería
también poner la calefacción, pero como que no apetece…
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