CERVANTINO/ACERVANTADO
Dos
cosas he deplorado siempre de Cervantes: 1, la manía de interrumpir con
aventuras extemporáneas (esas bodas de Camacho, esa historia del Cautivo,
metidas con calzador) las andanzas y conversaciones de Donqui y Santxo,
bastante más interesantes, 2, la manía de retocar a toro pasado el origen
social de sus personajes, esperando al final de la historia para decirnos que
la Gitanilla graciosa no era tal sino niña de noble cuna que había sido
raptada, lo mismo que los discretísimos y saladísimos Rinconete y Cortadillo
cómo iban a ser del hampa sino hijos de muy principales caballeros. No hay
mayor clasismo que atribuir las virtudes no a la personalidad intrínseca de sus
héroes sino a su condición. Por no serlo ni siquiera eran perros Cipión y
Berganza, los del coloquio famoso, que estaban soñando y se despertaron ladrando,
digo, siendo personas…
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Cervan por Molleda |
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