Leyendo
“Contraataque”, libro raro y guapo de Sender sobre la guerra en la sierra.
Sender documentó toda aquella época pre/bélica –la guerra en Marruecos, los
anarquistas, Casas Viejas, la cárcel Modelo de Madrid y lo que vino luego- y además
lo hizo con fuerza y con chispa, como un Baroja baturro.
Como un Baroja mañico que además se hubiera bajado del balcón, pues Sender fue testigo directo o prota/agonista de aquellos sucesos. Tras la guerra, protegido en los USA, seguirá con su enorme ciclo novelesco, con cosas flipantes como el libro sobre Lope de Aguirre o incluso un western sobre Billy el Niño que de haberse publicado hoy en día habría sido muy cool.
No
vuelve a la península pero asomará por Mallorca, a casa de CJC. RAJOSÉ, con unos cubatas o unos vinos, se
vino arriba, reprochándole a Camilo el levantamiento, el destrozo, la delación
y la Academia. Don Camulo le mandó a tomar por culo, echándole de su casa. Pero
hoy día mola bastante más el impresionismo de Sender que la caligrafía bonita
de Cela.
Leyendo
una revista de Rolling Stone me encuentro con el careto de Sender. Falsa
alarma, es un hijo suyo, ya setentón, que sale vestido de hippy, un hijo yanqui
que, amamantado en el verano del amor, sigue ejerciendo de músico electrónico en la dorada California. Sea indiferencia o venganza filial, Sender hijo
confiesa no haber leído nada de su padre...
Por este lado, no hay que temer homenajes.
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