miércoles, 24 de mayo de 2017

EL HIJASTRO


 
Quedamos y venía nervioso, azarado, para decirlo en plan literario, y yo lo achaqué a la emoción del novel que publica su primer libro, aunque en su caso hubiera sido a rebufo de otro, unas “memorias” de su vida con MP. Meses antes, se había presentado como el “hijastro” de M (sólo ese apelativo tenía que haberme puesto en guardia) y me pidió la transcripción de las memorias de M que había preparado yo años atrás. Le dejé el material –en  parte ya publicado- lo mismo que había hecho antes con otros.
Ahora me traía unas galeradas de su libro, que había titulado “Memorias trucadas”. Y tanto que trucadas… Aparte de los textos inéditos de MP había escrito él cincuenta páginas de las cuales ocho procedían de mi manuscrito, las únicas en las que se oía hablar a MP, que utilizaba sin rubor haciéndolas pasar por una conversación que había tenido él con M –la mayor prueba de imaginación de que había sido capaz…
Ni siquiera un asterisco, una nota a pie de página, sino que, tratando de borrar todas las huellas, me mencionaba muchas páginas más adelante como Asís Lezcano (sic) aludiendo vagamente a las “memorias”, que le habían servido “de ayuda”, sin referirse para nada a las conversaciones amañadas, sin distingos entre lo mío y su yo, y cuando le dije que al menos mi nombre había que corregirlo se llevó las manos a la cabeza y me dijo que ya no era posible, que ya estaba en imprenta el libro.
 
Entonces, ¿para qué traer las galeradas a toro pasado?, ¿no podía haberme llamado unos días antes?- y sí, venía muy nervioso, y con aire culpable, a lo mejor se esperaba algo gordo, unas hostias, una demanda, pero también con un as en la manga, que fue pedirme unos originales con la promesa de moverlos en la pequeña editorial que le había publicado, donde me dijo que había entrado como asesor, y uno, que es de reacciones postergadas, (y aún a sabiendas de que me engañaba pero no más de lo que se había engañado a sí mismo) hasta le tuvo que dar las gracias… Hasta hoy.
Hasta el otro día no había vuelto a hojear su libro. Lo encontré en la biblioteca de la Alhóndiga, jamás llegó el ejemplar prometido. Lo que más le delata es decir que “lo mejor de las memorias es que se le oye hablar a Michi”, o sea, tras apropiarse de los materiales hacerlos de menos, como quien disculpa llevarse de estrangis un puñado de bisutería... de ocho páginas.
Y ya puestos, ¿por qué no puso él la grabadora? Porque, con todo lo que ahora celebra a M el hijísimo, no recuerdo haberle visto aparecer por el hospital donde estaba Michi, a lo largo de todo el verano que grabamos las memorias.
 
También la voz de éste es lo mejor de su libro. El resto no vale nada. Llantos de plañidera, que si mi mamá bebía y papá no me hacía caso. Y uno cree entender algunas cosas. Pero también, que sacar en procesión a la familia “desestructurada” no es excusa para portarse como un capullo…
 

leopoldo maria panero visto por michi panero - los ojos abiertos

asislazcano.blogspot.com/2014/03/leopoldo-maria-panero-visto-por-michi.html

 

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