miércoles, 8 de marzo de 2017

CHIRIGOTERA

 
Abriendo mucho los ojos, y moviendo las manos, cabeceando en todas las direcciones… Lo de los carnavales me parecía una cosa como muy gestual y sobreactuada. Pero hay que verlo en directo para entenderlo mejor, pisha.
 

Abriéndote paso en ese laberinto de callejones, tacita de plata, y los gaditanos más serios que nunca, solemnes incluso a pesar de las pelucas y coloretes, acabas cantando los estribillos (no los voy a reproducir porque hay que vivirlo en diresto, quillo).


 
La política y la cosa zezual (sexual), el shosho principalmente, expuesto a las crudas o en metáforas que reflejan todo el espectro de moluscos bivalvos de la bahía. Por lo que parece que en la vieja ciudad liberal y antiquísima se folla, más bien, poco. Pero tienen coña -nunca mejor dicho- los cantares populares describiendo frustraciones y deseos reprimidos…

 
 
Las chirigotas tienen su parte de cashondeíto y de malahe, pero en las últimas estrofas los gaditanos parece que se quitan el antifaz y expresan sus mejores deseos (no perder la sonrisa, que no haya hambre en el mundo, que se acaben las guerras, etc).
 



–por aquellos callejones andaba el Kichi tratando de escapar de chirigota a chirigota, expuesto a coplillas mil –cómo te pueden votar, si es que no haces na, quillo.

 




 
www.pikaramagazine.com/2017/02/al-carnaval-de-cadiz-con-toitos-mis-respetos

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