Volviendo
de los nortes fríos apareció en una oscura navidad televisada aquel peaso de
actor, primero en los carteles callejeros -la frente despejada y prestancia de
mayordomo que devendría Condemor-, luego por tv, luego en la calle, en todos
los sitios y a todas horas, tal que Spain parecía Chiquitistán… Entre hipidos y
espasmos había unido a las familias más que rezar el rosario pero siempre había
algún camarero malencarado que decía seriamente Por favor, dejar de imitar a
ese tío que estoy hasta la polla. Hasta luego Lucas. Todavía perdura y cuando
uno se mueve con el baile de san vito sin saber a dónde ir con tal de cambiar
de sitio, siempre hay un amigo misericordioso que nos dirá Párate quieto, que
pareces chiquito de la calzada. No puedo, no puedo, por la gloria de mi mare
¿Te das cuen? |
No hay comentarios:
Publicar un comentario