viernes, 4 de enero de 2019

OSCURA NAVIDAD


Ya queda menos, pero… qué largas, qué interminables se hacen estas “fiestas” de navidad. Uno las aborda incluso con buen ánimo, pero es imposible no acabar naufragando en ellas. Nochebuena, Nochevieja, reyes…
El ritmo vital del otoño, de las noches cortas, al que hemos logrado acostumbrarnos con esfuerzo, se interrumpe para dar lugar a mayor tedio y sinsentido si cabe. Un hilo se rompe y Navidad hace añicos todos los buenos propósitos. Acaba con los cuerpos y las mentes. Vale que hay algunos hermosos reencuentros, pero sobre todo desencuentros y ausencias, calendarios trastocados para envolvernos un año más en el mismo engrudo.
En el solsticio de invierno los antiguos encendían velas y antorchas a fin de contrarrestar la oscuridad de estos días. Luego la cosmogonía cristiana se insertó en el calendario, decretando que dos mil años atrás quedaba alumbrada la noche de los tiempos para siempre, y que todo cobraba sentido. Pero seguimos sin saber nada y el mundo sigue siendo oscuro y misterioso…




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