domingo, 7 de abril de 2019

CIUDAD


Si ayer Madrid me pareció en el día cristalino como bajo una campana, como una maqueta o un escenario –fue el volver a algunos barrios de siempre, iguales, distintos, pero ya la gente que había querido ya no vivía allí, o se había muerto. Y el día era tan claro e inmóvil que me vi en esos mismos escenarios de entonces, sintiendo que me habían robado de un plumazo veinte años de vida, pol tol hocico. Y es lo que tienen las ciudades, que puede pasar veinticinco años hasta que volvamos a sentarnos en la misma plaza.


…pero eso fue ayer y hoy en la lluvia fresca de la mañana, caminando caminando (pues me ha dicho la médico que la tensión va por las nubes y que me pegue esos caminatones, lo cual que me voy hasta barrios distantes e improbables, hasta una librería rara y vacía, de segunda mano, a comprar un libro que he visto por internet, como premio final del viaje) y hoy digo, lo contrario me parecía viéndome en el Retiro, simultaneados pasado presente y futuro, todo por hacer, todo por vivir, nada se ha perdido, todo se mantiene, quizá porque nada existe fuera de la imaginación, fuera de nosotros…


granizo...

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