lunes, 26 de marzo de 2012

PINAR




Queda a un lado de la Senda Real. Un pinar muy guapo de pino piñonero, con caminos de arena que suben y bajan entre los pinos, restos de trincheras y de bunkers (es que queda enfrente, separado por la ctra. de la Coruña y el río, del Cerro Garabitas, la posición más alta de Madrid, desde la cual bombardeaban la ciudad los nacionales). Pero poco de esto imagino que pueda interesar a los habituales del pinar…
Aparentemente está vacío, nadie se interna por él en la tarde soleada de marzo.

Recuerdo haber entrado a ese pinar por otro lado, pegando al palacio de la Moncloa. Hace muchos muchos años, cuando Felipe por lo menos. De todo ha visto ese pinar: Felipe, Aznar, ZP… y ahora MR MR –otia ¡qué vertigo!
Iba con la bici. Entré al pinar y había un viejo barbudo en pelotas, al que tomé por inofensivo fauno naturista, cuando a mi espalda empezaron a arrancar motos y furgonetas ocultas entre los pinos. Era ese el jueguecito, persecuciones y carreritas, seguir a los incautos que se metieran al pinar. Era el pinar de los maricas duros, los que si te descuidas “te dan de culo”. Salí de naja entonces y hasta ahora.
Me asomo al pinar, silencioso y tranquilo bajo el sol de las cinco de la tarde. Un poco por curiosidad y pensando que muchas cosas, hábitos, etc, pueden haber cambiado desde aquel entonces… hasta que en lo alto de los cerros encuentro a varios francotiradores oteando el camino (gente que en vez de ir a Chueca les va este rollo de malditismo). A lo mejor los huéspedes de la Moncloa también pasean por el hermoso pinar –con vistas a la sierra- a ver si les aclaran las ideas.
 

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