Todo estaba allí La tarde
me digo ahora retrospectivamente
_sólo que no tenía cámara para
fotografiarlo
la luz distinta el viento el aire
frío
aguas arriba la esclusa cercenando
con su balaustrada
los ojos circulares del puente, un
tren cruzando por encima,
detrás la sierra, extraño juego de
perspectivas
niños en bicicleta por encima de la
esclusa
pescadores de agua dulce
y dos chavales rumanos con los
tobillos metidos en el río
la luz metálica profundizando la
lejanía
colocando cada perspectiva en su
sitio
filosofando por qué sólo estos
muchachos rara vez los españoles
se bañan en los ríos cogen las
herrumbrosas bicicletas
pescan
las especies mutantes del
Manzanares
pez gato gambusía
con espinas suficientes para
atravesarte el
abdomen
hacía frío y en la tarde metálica
parecían como corales los almendros
los niños del río habían dejado
las playeras entre las piedras
y se encontraban en un islote
con la forma exacta de un corazón
rodeado de sucia espuma
desde lo alto de la esclusa
como en un esquife de piedra
un tipo con una gorrilla pescaba
fue entonces que lamenté no tener
la cámara Aguas abajo
_y por eso lo cuento ahora con
estas palabras_
las islas multiplicándose en la corriente escasa
asomando finalmente cual espinazo
de un
diplodocus enterrado
tras la pertinaz sequía
navegando hacia el palacio como un
mundo
mágico y mítico pero en el fondo y
verdaderamente
lleno de penuria y necesidad
aguas abajo más abajo todavía
sin ninguna relación con los
pequeños pescadores
y bañistas rumanos
_cosa que hago constar para que la
policía
no efectúe diligencias o equivocadas
pesquisas_
aparecieron días después los restos
dignos de un romance de ciego
de no ser por lo macabro del
hallazgo
El aplauso estaba esperando este poema bello y suspendido en una atmosfera sin puntuación.
ResponderEliminarSi señor.
¿ pueden "estar" la tarde y la sierra ?