Te
vas a poner como Ventabarri, decía la abuela, pero seguía echándome alubias,
lentejas, filetes de merluza, filetes de lomo, y yo comía, comía porque bajaba
del monte, un huevo frito, polos, helados, galletas, colacao con galletas, y en
el monte veía (ya no estaba la abuela) el caserío Ventabarri o Bentabarri -Venta Nueva, pero yo
había imaginado a Ventabarri como un gran Tragantúa con la boina y un pañuelico
de cuadros. Qué bonito era aquel caserío, a un lado del camino, pintado de
blanco, con su zócalo azul, y por allí imaginaba yo, imaginaba que llegaba
Fabrizio, el personaje de La cartuja de Parma, saliendo del camino, huyendo de
Waterloo. Y es lo que tienen las novelas y las películas que vas haciendo
películas y haciendo encuadres bonitos, cuando bajas del monte, el caserío
cerrado, ¿pero deshabitado?, resonante de ancestrales ecos, se mantenía o lo
mantenían, luego la dejadez, el tejado desmochado, luego la ruina, una pared
vencida, las escaleras laterales de piedra, tan típicas en las casas del país,
ascendiendo al vacío, y hará unos meses subía yo el monte, aún por la
carretera, y paró un taxi, con un taxista joven y macarrilla que llevaba a un
moro. ¿Eres del barrio? Y miré alrededor, a los pottokas y las vacas. Ser no
soy, pero conozco… y ya iba a arrancar
el taxista sin darme chance, pero el moro preguntó ¿Camino Ventabarri? Ahí
arriba pero tenéis que hacer la revuelta, y al subir vi yo la cuadrilla
despiazando el caserío o lo que quedaba del barrio. Y hoy un hueco en su lugar,
sólo el piso de piedra. Y ahora cantan los mirlos, una hora más, largo viaje
del día hacia la noche. No eres de aquí, pero ser eres, ¿a que sí, abuela?,
entre nubes y lluvias… Por entonces había dos maneras de escapar, carretera
Burgos, saliendo de estampía o la huida centrífuga, monte arriba, el monte el
monte, hacia lo profundo, hacia lo interior, pero yo me estoy poniendo
profundo. Que eso, que han tirao la casa.
Mila esker, por tus palabras, el caserio de mi familia Zuloaga..tantos veranos, tantas fiestas de San Roke y ver los fuegos desde la campa. Todo un lujo.
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