domingo, 25 de marzo de 2018

VENTABARRI




Te vas a poner como Ventabarri, decía la abuela, pero seguía echándome alubias, lentejas, filetes de merluza, filetes de lomo, y yo comía, comía porque bajaba del monte, un huevo frito, polos, helados, galletas, colacao con galletas, y en el monte veía (ya no estaba la abuela) el caserío  Ventabarri o Bentabarri -Venta Nueva, pero yo había imaginado a Ventabarri como un gran Tragantúa con la boina y un pañuelico de cuadros. Qué bonito era aquel caserío, a un lado del camino, pintado de blanco, con su zócalo azul, y por allí imaginaba yo, imaginaba que llegaba Fabrizio, el personaje de La cartuja de Parma, saliendo del camino, huyendo de Waterloo. Y es lo que tienen las novelas y las películas que vas haciendo películas y haciendo encuadres bonitos, cuando bajas del monte, el caserío cerrado, ¿pero deshabitado?, resonante de ancestrales ecos, se mantenía o lo mantenían, luego la dejadez, el tejado desmochado, luego la ruina, una pared vencida, las escaleras laterales de piedra, tan típicas en las casas del país, ascendiendo al vacío, y hará unos meses subía yo el monte, aún por la carretera, y paró un taxi, con un taxista joven y macarrilla que llevaba a un moro. ¿Eres del barrio? Y miré alrededor, a los pottokas y las vacas. Ser no soy,  pero conozco… y ya iba a arrancar el taxista sin darme chance, pero el moro preguntó ¿Camino Ventabarri? Ahí arriba pero tenéis que hacer la revuelta, y al subir vi yo la cuadrilla despiazando el caserío o lo que quedaba del barrio. Y hoy un hueco en su lugar, sólo el piso de piedra. Y ahora cantan los mirlos, una hora más, largo viaje del día hacia la noche. No eres de aquí, pero ser eres, ¿a que sí, abuela?, entre nubes y lluvias… Por entonces había dos maneras de escapar, carretera Burgos, saliendo de estampía o la huida centrífuga, monte arriba, el monte el monte, hacia lo profundo, hacia lo interior, pero yo me estoy poniendo profundo. Que eso, que han tirao la casa.

1 comentario:

  1. Mila esker, por tus palabras, el caserio de mi familia Zuloaga..tantos veranos, tantas fiestas de San Roke y ver los fuegos desde la campa. Todo un lujo.

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