Mártires de la movida,
supervivientes de la movida,
Ahora le ha tocado el turno a
Enrique Sierra, ex Radio Futura, pero no pasa semana sin que la palme uno de
ellos –un attrezzista un decorador un editor un batería un
Todos suelen morir con 50 años o
poco más, e indefectiblemente sale una necrológica en El País (las de los
músicos firmadas por DAM)
Parece que el periódico aprovecha
todo quisque que tuviera veinte o treinta años en aquel entonces para colgarle
el sambenito de “superviviente de la movida”.
A lo mejor sólo se salvarán los
que en aquel entonces estaban escuchando, yo qué sé, a Obús…
Otra cosa, ¿por qué mueren tan
(relativamente) jóvenes?
A)
por entonces ponerse hasta el culo y que luego la
resaca les ha pasado factura
B)
porque “la movida” era en realidad un virus de efectos
retardados –inoculado en esos años de amnesia generalizada, pero que actúa muy
a largo plazo.
En unos pocos años la movida se
estudiará en los institutos como una nueva generación del 98 y, sin embargo, sus
frutos fueron efímeros (por ejemplo, después de Radio Futura, largos años de
inactividad para Enrique Sierra), sus logros evanescentes.
Toda aquella década prodigiosa recuerda
un poco un largo mes de febrero –mes madrileño por antonomasia: de tardes
esplendentes, de dilatados horizontes y calores inusitados, que se olvidan nada
más caer la noche heladora y quedan de pronto muy lejanos, en una lejanía de
siglos y de paisajes exóticos.
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