Hogueras
de Sanjuan... Entrando a Vizcaya, por Orduña, desde el tren, montañas de ropa a
las afueras de los pueblos, humos apaches… La hoguera de Zugaztieta de la que
rescaté una chamarra vaquera que a día de hoy debe andar en el fondo de un
armario, desteñida y riéndose de todo... Después, paredones en los barrios de
Madrid –una fogata en Chueca, hoy impensable- o la que hicimos tres amigos en
la Cornisa, con un helicóptero sobrevolando (pero nadie vino a apagarla,
permisivos). Luego había una hoguera “oficial”, la de San Juan Bautista, donde
estaban los munipas, ambulancias, la tele, sólo faltaban sponsors…
El
fuego de papeles viejos que hizo Lautxu en la terraza de la calle Misterios,
poco antes de conocernos -esa noche Pablo y yo en la casa de la sierra, donde
no hubo hogueras, sino apagón y tormenta, el pueblo negro y los rayos
encendiendo el campo con una luz violenta… Pero Sanjuan son días de crepúsculos
y lejanías, las distancias se agrandan y parece que puedes andar y andar,
atravesando las montañas, y la luz te sigue, sin apagarse nunca.
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