miércoles, 10 de enero de 2018

INTERVIU. LOS TEMAS. LAS FOTOS.



-Como venga mi hermano, chaval, te rompe las gafas- le soltó Javi Beaskoetxea  a un cuatro/ojos que le vacilaba, en el patio del Instituto.
-¿Sí? ¿Y con qué me las va a romper, con las manos?
-Y si le das un Interviú, con la polla.


Siempre habíamos leído aquella revista, claro, habíamos crecido con ella, y a los niños de la transición, a qué engañarnos, nos impresionaban mucho aquellos felpudos y aquellos tomates… Los adultos, los padres, decían comprarla “por los artículos”. Y algo de verdad había en ello, pues con aquel periodismo “social” aprendimos que se podía escribir de lo que se veía por la calle… que los indios y los vaqueros estaban unos barrios más allá, no muy lejos. 


Y así, nos asomamos a las cárceles, caminamos bajo las ruinas de Belchite, recorrimos el país de los agotes, nos calentamos en la hoguera de los gitanos y asistimos a la venganza de los quinquilleros. sufrimos la paranoia de los etarras y el temblor de trilita de los falangistas, escuchamos hablar a los confidentes, viajamos a Valencia con el cojo Manteca… España España aparta de mí ese cáliz.


También habían salido aquellos pibones, Nadiuska castigadora, Marisol angélica, Lola Flores decreciente, cienes y cienes de tías, todos los cuerpos de España, incluso aquella presentadora de programas infantiles que de pronto tenía tetas y nos miraba perversa. Luego las fotos fueron cambiando: desnudos poco eróticos, “inteligentes”, tapándose los pechos con las manos, sí pero no, no pero dame la pasta, aunque había algo de prestigio, algo casi intelectual en posar para Interviu, y las mujeres más sosas de la tele tenían un atractivo, un misterio a la luz de su propia piel…

(pero ya nunca se quitaban las bragas)














El fotógrafo de casi todas había sido César Lucas, tímido y barbado, callado y altivo mito del fotoperiodismo (¡qué había retratado al Che en Vista Alegre!) y ya en los noventa había quedado como jefe de fotografía del grupo Z y aparecía por aquellas escaleras/descansillo, rindiéndole  pleitesía los foteros más jóvenes. Hicimos varias cosas con su  hijo Lucas Abreu, que abría algunas puertas pero las justas, y era moreno y aguileño como un judío mallorquín, también lejano y silencioso y un poco divo, como muchos fotógrafos, pero sobre todo un tío legal.  

Ya eran los años noventa. En los dos mil, para que no la tildaran de machista, Interviú empezó a sacar tíos y rabos, y no es por ser homófobo, pero ya no era lo mismo. Seguía vendiéndose en los pueblos, y en Canarias la regalaban el domingo con un periódico. Alguna semana reventaba otra vez los kioskos, yo qué sé quién, Claudia Schiffer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario