sábado, 2 de marzo de 2019

LLAVES DE GRANADA


Es de noche, vamos Joserra y yo en la moto por las calles de granada, que huelen a marihuana –incluso yendo en coche llega el olor, por la circunvalación, por los barrios de bloques, son plantaciones en casas y a saber de dónde vienen, la madera desde luego no lo sabe tampoco, de dónde concretamente, de qué casa, de qué piso, porque la toma de la luz la hacen de estrangis, pero… hay que combatir el paro y de aquí van estas hierbas a Alemania, Holanda, Polonia, y sitios así de oscuros… GR es la mayor exportadora de España.
Pero nosotros vamos hacia la Alhambra. Dejamos el Paseo de los Tristes y subimos por una calle estrecha y oscura entre dos murallas, bajo los árboles, con el rumor de un río que corre a un lado.
Me acuerdo la primera vez que entré en la Alhambra. Debió de ser las navidades de 1984. Una madrugada que tras la noche de marcha venía con unos amigos en coche desde Málaga… Creo que entré por esa puerta de la foto (no la he vuelto a ver la puerta, la he cogido de “intenet”).


No había entonces vigilancia, ni seguridad, unos viejillos en un tabuco de luz aceitada que nos cobraron creo que 75 pesetas y pasamos con los botellones y toda la pesca. (No debían de querer complicaciones, no les pagarían para eso.) Serían las ocho de la mañana. Estábamos solos en los jardines bajo la llovizna en un frío húmedo y ahí se me quitó, definitivamente, todo el colocón. Recuerdo los baldosines rotos, los azulejos en las paredes, los surtidores… Cantaban algunos pajarillos y la niebla lo envolvía todo. Yo me senté en un banquito hundido en la pared encalada, bajo una hiedra, y enseguida me quedé dormido, con ese sueño casi a voluntad que sólo se tiene en la juventud. Cuando desperté un rato más tarde la mañana era gris, las nubes colgaban sobre los pueblos de la vega.


fuente de Alfacar


Entonces la Alhambra estaba abandonada y romántica. Jr recuerda que poco antes acampaban los gitanos intramuros y hacían hogueras. La chavalería granadina subía a unos porros y lo que se terciara. (Yo mismo vi la Alhambra con litronas rotas y chutas esparcidas…) Muchos pueblos de España tenían en lo alto un castillo desmochado para esparcimiento de la juventud. Todavía “el patrimonio” no había sido “puesto en valor” y estaba como lo pintaron los viajeros románticos y Washington Irving en los Cuentos de la Alhambra, que la hizo famosa. Otro americano muchos años más tarde, Bill Clinton, trajo ya el turismo en masa y cuando –siglo xxi- fui con I a la alhambra había colas del copón, yanquis, chinos, japos mayormente. Entonces pasamos bajo una cinta amarilla que había a un lado de la cola, saltamos un murito y ya estábamos en los jardines (segunda y última visita, y ésta vez por la face) jardines ya adecentados y monetizados y a punto de ser globalizados… Era el 11 S, que lo vimos por los bares de Granada, en las teles, como una película de Godzila.

Carretera de Víznar
...por donde andan buscando los huesos de Lorca
que tahogo, pichón!

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