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Cellórigo |
Llegamos en el mediodía al pueblo vacío, el “balcón de la
rioja. Las piedras suspendidas sobre el pueblo con inminencia de caída. Hay una
pareja de gitanos portugueses esperando la vendimia, muertos de aburrimiento.,
que se acercan a la fuente a parlamentar. La mujer se sienta en un banco con
elegancia natural, silenciosa y bella como una matrona. El gipsy, parecido a
Ron Wood, cuántos años tendrán estas piedras, se pregunta y se responde con
acento portugués, de antes de la guerra mundial. Imagina que se caen. Pues se
acabó el pueblo, digo. Wood en un momento dado se enfada, víctima de su propio
aburrimiento, y se va al banco a sentarse con su mujer, al final es el hijo el que nos conducirá monte arriba, le
encontramos tumbado en un banco de lo alto del pueblo, colgado del móvil, “hablando con las chicas” por facebook, está
al lado del ayuntamiento, cerrado pero que tiene wifi. Nos lleva por un sendero
hacia los pedrolos, arriba dice hay una cuerda, para coronar la cumbre de
piedra hay una cuerda que han debido colocar unos escaladores pero acojona
subir a pulso, las piernas, los pies apoyados en la piedra pero la espalda
colgando horizontal en el vacío. No hace falta subir del todo para ver desde
allí la continuación de los montes Obarenes, al otro lado de la carretera de
Burgos, la carretera tan transitada en los viajes entre las dos ciudades, pero
nunca así en un golpe de vista, limitada hacia el sur por las rocas de
Pancorbo, hacia el norte el desfiladero de Subijana
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Jokin y Maikol, el guía nativo |
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peñas arriba |
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balcón de la Rioja |
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