domingo, 20 de noviembre de 2016

TRAINSPOTTING 2

 

Ya, ya sé que todo esto va tomando un aire amable  y lejano de hemeroteca, pero, como diría Camilo, me la suda. Por las mañanas hago el papeleo o brevemente despacho con los amigos, como si fuera un abogado o un tratante de caballos. Luego me encierro aquí, lo de afuera cada vez me interesa menos: llueve, es de noche, suenan las putas sirenas...Tengo libros y discos suficientes para pasar el invierno, no faltan las pinículas y el ordenador todavía parece que funciona. Los gatos están contentos de tenerme con ellos aunque últimamente se toman demasiadas confianzas. Tengo también a Lázaro alojado y el cabrón me dice que este blog sólo lo leen los amigos. Un saludo a todos.


 
 
Ahora que se anuncia una peli de lo mismo voy a copiar la crítica que hice para la Vanguardia sobre Porno, la segunda parte de Trainspotting, el artículo andaba enlazado por la red pero veo que ha desaparecido. (Aunque para mí la mejor de la trilogía es Skagboys la última publicada y cronológicamente la primera). Afuera sigue lloviendo. Me acuerdo de Papá, aquel yonki gordito que se buscaba la vida en la estación Sur, y que soltó, un día de perros: "Bua, me parece que me voy a ir a mi casa, a tomarme un litro de cerveza y a meterme un pico..." Todo muy hogareño

gatos



Lázaro

Sick Boy, Rent, Boyd, Spud. Y Franco, también llamado Beagbie, François o El Pordiosero… En Porno regresan estos cuatros pasados de Edimburgo, diez años después de Trainspotting, y son más ellos mismos que nunca, desgraciadamente para ellos, pero para regocijo del lector. Desquiciados, analíticos, esquizoides y malvados, con los años se han endurecido y hecho todavía más cínicos. Peligrosos sociales, si no fuera porque Irvine Welsh no tiene una mirada mucho más indulgente hacia el mundo que les rodea.
 
 
Sick Boy, meloso y aprovechado con las tías, ahora con pretensiones de yuppi, vistiendo de Armani. Dany Spud o el místico: al que le caen todas las desgracias, pero que es el niño mimado de Welsh. Franco el violento, el presidiario, con ramalazos psicópatas, dándose de cabezazos con todo lo que le pone delante. Rent Boy, que fue la voz cantante en Trainspotting –papel que ahora pasa a Sick Boy –frío, indefinido, con algunas vetas de ternura, lo que no le impidió largarse con la pasta de todos al final de la anterior entrega, como recordarán los lectores y/o espectadores (si la película era buena, la novela fue mejor), cortando amarras con su historia y la de todos rumbo a Ámsterdam.
 


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